Aprendiendo el idioma de las emociones

Aprendiendo el idioma de las emociones
Autor: Aletea Psicología Categoría: Aletea Psicología 30 May 2019

Nuestro cerebro emocional funciona desde que estamos en el vientre de nuestra madre. Se encarga de procesar la información que nos llega a nivel corporal, emocional y perceptual. Por el contrario, el cerebro racional (el que nos permite realizar funciones como razonar, reflexionar, planificar, organizar, prestar atención, regular emociones, etc.) empieza a desarrollarse a partir del segundo año de vida, y sigue formándose durante varios años.

Por tanto, será fundamental que las madres y padres eduquen a sus hij@s con la coordinación de ambos cerebros, para que las emociones que emerjan en el proceso educativo estén al servicio de la razón.

Para llevar a cabo esta tarea. mamás y papás enseñarán a sus hij@s a reconocer, validar y expresar las emociones. Cuando los más pequeños vayan interiorizando y controlando estos procesos, estarán preparados para aprender a autorregularse, es decir, manejar las emociones de forma adaptativa. Este aprendizaje se potenciará en la medida en que las madres y padres actúen como modelos para los hij@s.

A veces, las personas adultas, por evitar un daño al menor, esconden su tristeza, enfado, ansiedad o frustración. Entendemos que la intención es buena, pero las emociones que hemos descrito son sólo algunas de las que los niñ@s acabarán experimentando a lo largo de su vida (con su pareja, amigos, en el instituto, en su trabajo, etc.) por lo que cuanto antes sepan manejarlas, mejor se van a desenvolver en los diferentes entornos en los que participen.

Con esto favoreceremos su funcionamiento social y evitaremos problemas de comportamiento a largo plazo. De hecho, se ha demostrado que los hij@s cuyas madres y padres se implican en enseñarles estrategias de regulación emocional, adquieren estrategias de afrontamiento más complejas y elaboradas.

El primer paso será que l@s adul@s pierdan el miedo a hablar de cualquier emoción con sus pequeñ@s, y puesto que partimos de que no hay emociones positivas ni negativas, hablar de tristeza o de enfado nos va ayudar tanto como hablar de alegría o sorpresa para conectarnos con ellos.

Para conseguir este objetivo, os proponemos que utilicéis el Emocionario, una herramienta eficaz que sirve para conocernos a través de lo que sentimos. Este diccionario de emociones describe 42 estados emocionales para que las madres y padres aprendan con sus hij@s a identificarlos, y así poder hablar abiertamente sobre lo que sienten.

http://www.palabrasaladas.com/emocionario.html#c5
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